2.15.2017

EL DESGLOSE ÉTICO DE UN ACUERDO DESCONOCIDO

Todo acuerdo arribado entre las partes es un logro humano. Un triunfo de la civilización ante las rigideces que engrosan actitudes intolerantes y poco sensatas.

Un acuerdo, generalmente, provee satisfacciones reciprocas por los alcances y las renuncias del mismo.

También se aplaude la conveniencia de acordar, de haber pactado, de que el acuerdo, a fin de cuentas, haya sobrevenido.

Pero la conveniencia de un acuerdo, sea cual que sea, no es una condición intrínseca del mismo. La conveniencia de un acuerdo es subjetiva y muchas veces antojadiza.

En nuestro sistema jurídico penal el acuerdo es válido y legalmente establecido más no siempre legítimo. Lo convenido bajo la sombrilla del criterio de oportunidad y la suspensión condicional del procedimiento desdice muchas veces de la verdadera voluntad de justicia por parte de un Ministerio Público cada vez más politizado.

El descaro intelectual que asesora el Acuerdo con ODEBRECHT nos pretende vender dicho arreglo como algo histórico, sin parangón, con unos beneficios que jamás habríamos obtenido fuera de un convenio de ese tipo. Pero ese mismo malabarismo teórico también desdibuja el sustrato del acuerdo mismo cuando calla el apellido de toda esta estratagema. Inmunidad, una prima lejana de la impunidad que nos arropa y carcome.

A eso se reduce la negociación, a dinero sucio por inmunidad. Si no fuera así cómo explicaríamos que a pocos días de una demostración cívica monumental en contra de la corrupción y la impunidad en donde precisamente exigiéramos acciones penales concretas, definitivas, éticas  el procurador nos dijera que preferiría un acuerdo de inmunidad con quien ha defraudado a varios países de la región a un sometimiento judicial digno, conveniente y ejemplarizante del que no cupiera duda alguna de su voluntad política.

La legitimidad del Acuerdo de inmunidad con ODEBRECHT no está en entredicho porque sencillamente no puede estar en entredicho algo que no se tiene, algo que no se ha tenido nunca.

La idoneidad ética del procurador tampoco está en entredicho y huelga decir las razones.

Debemos cuestionar toda factibilidad del Acuerdo de inmunidad con ODEBRECHT porque nuestras pretensiones sociales como sujeto de derechos van más allá de meros arreglos económicos.

Que en esta oportunidad rompamos con esa rutinaria evolución jurídica y el Derecho no quede a la zaga, como siempre, de los cambios sociales.